domingo, 12 de julio de 2009

Ajedrez.


Has pasado de ser la ficha esencial en mi tablero a ser un simple peón más del que deshacerse. Fuiste un huracán en mi vida, algo esencial, como el aire que necesito para respirar. Combatiste cada una de mis sonrisas. Y no me engañaste. Me engañé yo a mi misma. Haciéndome creer que las cosas podrían cambiar en algún momento, en cualquier instante. Que podrías dar un giro a todo tú solo. Pero ese cambio de rumbo nunca llegó. Simplemente marcaste dos grandes metas en mi camino. Y yo sólo logré llegar a alcanzar una de ellas. Pero no sería yo esa princesa que te esperase de por vida. La que sentada en un portal y tras llamarte diez veces sin una maldita respuesta te abrazase al verte y se dejase llevar por un imprevisto hasta acabar en la cama de una habitación del cuarto piso de ese mismo edificio, sin querer. He sabido dar a cada persona su turno. A cada turno su intensidad. Y a la intensidad el debido placer merecido. Tal vez no he apreciado aquella simple media hora con la persona que podría haber sido el centro de giro de mi vida. Pero si algo se, es que las personas que un día perdemos, o dejamos escapar, terminan regresando. Y si no lo hacen, es porque nunca hemos significado algo para ellas. Me he dado cuenta de tantas cosas en este último mes…Tal vez haya sido demasiado tarde, pero yo sola he puesto fin a una historia que a simple vista parecía no tener final. He respondido las mil preguntas que mi cabeza se hacía a diario, con la realidad misma. Empiezo a darme la segunda oportunidad que la vida nunca me ha brindado. Yo solita y sin ayuda de nadie. O quizás con la ayuda de la persona que un día fue la más especial de mi vida. Tal vez aún siga siéndolo. O puede que nunca lo haya llegado a ser realmente y todavía la batalla entre nuestros dos corazones esté por empezar.Y por el momento confío en que haya logrado deshacerme del peón más rastrero que un día jugó conmigo en un mismo tablero.

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