
Ya no sé qué es dormir de un tirón toda la noche. Al principio creía que era porque se había marchado. Sin despedirse tan siquiera, cogió sus maletas y se fué. Dejándome a mí con todos los recuerdos. Esos. Los que más pesan. Y ahora, que vuelvo al lugar donde todo empezó, ya no lo encuentro. La primera sonrisa, la primer mirada que cruzamos, los primeros paseos a las once y cuarto...Pienso en todo y todo es nada. Llego a extrañarlo tanto que el corazón se me hace trizas. Y no puedo disimular lo mucho que me gustaba ver las puestas de sol a su lado. Mi cabeza en su hombro. Absorver el último rayo de sol que, simplemente, no sería tan dulce si él no estubiese junto a mí. Lo amé como a nadie. Como tal vez no ame a nadie más. Y a veces lo extraño, cuando vuelvo a esa playa, siempre en blanco y negro. Lo extraño de los pies a la cabeza, deteniéndome en ese corazón tan raro, que a veces ni se abría a mi paso. Porque fué el único dueño de mi alma, de mi vida, de mí entera. Siento que aún sigo caminando por ese pequeño caminito de su vida, tropezando, cayendo y arriesgando la mía, esperando encontrar a alguien como él, tan loco, tan idiota y tan imperfecto.
Me asustaría a mi misma si pienso sin querer que lo odio profundamente, porque esa idea tan absurda siempre fue imposible...
Si algún día vuelves...que sea para devolverme la sonrisa.
Me encanta como escribes ;)
ResponderEliminarPúes de nada
ResponderEliminarEspero te inspires para seguir escribiendo
cuidate ¡