viernes, 29 de enero de 2010

Las coincidencias.


¿Sabes? Llevo un tiempo creyendo en las coincidencias. No solía hacerlo, pero ahora me ha dado por ahí. Sí. Porque si no hubiese sido por una coincidencia, no lo habría conocido a él. Ni tampoco habría conocido antes a otros diez labios que por casualidad rozasen los míos, para más tarde darle paso a los suyos. El típico momento de pasear por el pasillo y que se caigan todos tus libros de historia al ver a ese chico que te encanta. Seguido de un "¡Qué torpe soy!" y un "¿Cómo te llamas?". Cinco minutos después estarías pidiéndole su número. Y tal vez un mes después acabarías sintiendo su sangre por tus venas, y se convertiría en tu única forma de conciliar el sueño. Y todo por una coincidencia. Sí. Si no fuese por una coincidencia, ¿por qué iba a ser entonces? Si el destino no me lo hubiese puesto enfrente, seguiría martirizándome, aunque con eso no quiero decir que no termine haciéndolo también por él. Pero no sé, oye, tal vez fue el brillo de su mirada, o el hechizo de su sonrisa, o a lo mejor la magia de sus palabras. Esas pequeñas cosas que no se ven a simple vista, que tienes que mirarle fijamente para saber qué esconde, pero si te fijas, es porque ya de hecho te gusta. Da igual lo que fuese, algo llegó a mí y ahora, alojado en mi interior, no se quiere ir. Y busco su inicial en cada estrofa de cada canción que escucho, en cada verso que leo, en cada una de las cuerdas de la guitarra. Su nombre. Algo que me haga pensar en él y que me de la fuerza suficiente y necesaria para aguantar hasta el día en que pueda estar con él, cara a cara, para demostrarle lo mucho que he desado durante todo este tiempo mirarle a los ojos, besarle y acariciarle el pelo. Y sobre todo, para decirle que le quiero. Porque no es verdad que nunca nadie me haya hecho sentir así, pero lo que sí es cierto, es que nunca nadie lo había hecho como él.



Y al final, lo único que importa, es que hayamos coincidido en el mismo camino.

sábado, 23 de enero de 2010

Tan cerca y a la vez tan lejos.

-¿Por qué tú?
-Ni idea.
-¿Por qué de entre todas me has elegido a mí?
-Porque eres perfecta.
-¿Y por qué tengo que fiarme de tí, que estás a medio mundo y no de alguien próximo a mí?
-Porque me quieres. Y porque yo te quiero a tí.
-Y lo sé. Y quiero creer que será para toda la vida. Al menos por ahora.
-Y lo será. Mientras tú no dejes de creerlo.

sábado, 16 de enero de 2010

Mis amigos.

Hay instantes en la vida que parecen llevarte tiernamente al lado frío y oscuro que tanto temes. Hay momentos en los que el mundo se viene abajo y tocas fondo. Hay segundos que parecen no transcurrir cuando esperas impacientemente algo que sin saberlo acabará estallándote en la cara. Horas que parecen días. Pero mientras la gente por la que tanto habrías dado te critica, grita y susurra a tu espalda, detrás de sus murmullos e insinuaciones, tras esa zorrería disfrazada con cara de buena gente, están todos los que me hacen ver la luz por siempre. Los que hacen que mi vida se pinte rápidamente color arcoiris. Los que hacen que me olvide de todos mis errores y sonría. Los que me dicen las cosas como las ven, como se ven, como son. Los que han pasado toda una vida a mi lado y también algunos que antes me habían ignorado. Los que me dicen "no te preocupes" desde el corazón, tal vez sin pasar por su mente. Los que con solo mirarme a los ojos ya saben qué estoy pensando. Ahora...a todas aquellas que algún día me llamaron amiga en vano: ¿Cuál de vosotras es digna de insultarme? La estúpida que no sepa que eso que ve en un charco es su reflejo. Y tanto me importa el resto, que ya ni vuelvo la mirada...
Recetasfotos de bebes