domingo, 19 de diciembre de 2010

Tú.


Seamos sinceros, en el momento en que te conocí, pensé "otro idiota". Pero te permití acercarte a mí, y aún no sé por qué. Tal vez el destino ¿no? Es al que siempre se le echa la culpa en estos casos. Alguien te puso en mi camino, y ahí es donde vas a estar siempre. Y si te escapas seré yo la primera que salga corriendo para traerte de nuevo aquí.

Y acepto que al principio fue como un juego. La tontería de "a ver que pasa si..." Hasta que dejó de serlo. Y hoy eres lo más importante de mi vida. Y si te tengo a tí, ahora mismo, te juro que no me importa nada más. Lo dejaría todo, en dos segundos, por pasar el resto de mis días a tu lado.

Me costó adaptarme a todo esto, tanto que ahora ya no sé vivir de otra forma. Pensando en tí, confiando en tí, creyendo en algo que está muy lejos y que sólo nosotros podemos acercar. Pensar en cada segundo a dos centímetros de tu boca, uno, ninguno. Vivir cada caricia tuya en mi piel al borde de la locura. Oler mi ropa al llegar a casa, cuando cae a mis pies, y pensar "tú has estado aquí". Y sonreír. Pensar en cada centímetro de mí que puedas recorrer. Y volar. Y me mata. Me mata no poder expresar con palabras todo lo que siento. Me mata no poder sentarme encima tuya a diario, dando saltitos por la mañana y decir "buenos días, dormilón". Quiero que me enamores todos los días, y que tú te enamores de mi sonrisa, si aún no lo has hecho. Despeinarte y que me despeines. Enloquecer juntos. Hacer poco a poco que todo vaya creciendo. Te has convertido en algo mágico, ideal, esencial, perfecto. Y te quiero...¡joder que si te quiero...!


Por favor, no me dejes nunca. Nunca.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Elígeme.


Yo escogí mis gustos, mis preferencias, mi asignatura favorita. Escogí mis sueños, mi vida. Y escogí a una persona. Unos escogen a la persona más simpática y divertida. Otros escogen millonarios, rubios de ojos azules, modelos, actores, altos, universitarios e inteligentes. Y yo, le escogí a él. Escogí que me gustase, por su mirada, por su pelo, por sus ojos. Por todo él en su conjunto. Porque me hace creer que es perfecto, como nadie nunca antes lo había hecho. Lo elegí a él para compartir mi cama, la suya, y tal vez, para llegar a amanecer a su lado el resto de los días de mi vida. Lo elegí para ser el primero, y el último. El único. Y para mí es eso; el mejor de todos. Con un sobresaliente en todas mis materias. De todas las formas posibles, el primero que me suba al cielo sólo con un beso. Elegí su dulzura y su indiferencia. Le escogí a él para conducir mis sentimientos. Y no es ahora cuando quiera pensar...qué pasará si algún día lo pierdo todo.


Si tenemos que elegir...elijámonos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

De cara al infinito.


Algún día, alguien podrá decir de aquella muchacha de 17 años, que no se cansó. Que jamás se rindió. Que recorrí medio mundo, mundo entero. Parte de la galaxia.

Ahí estará. La persona que pueda verlo para contarlo. No sé quién será, pero se lo contará a todo el mundo: "Encontró a su poeta. A aquel que buscó hasta en las personas más estúpidas, como es de esperar, sin respuesta alguna. Encontró a aquel que también creía en la filosofía, que odiaba las ciencias y las matemáticas sólo por la pura lógica que desprendían. Encontró a su chico listo, raro, extremadamente raro, como ella misma. Encontró a su escritor, con todos los adjetivos que ella quería conocer y jamás había escuchado, sin darse cuenta de que los necesitaba para continuar. Encontró al mejor compositor, el mejor guitarrista, que le enseñó notas musicales que no conocía y melodías jamás escuchadas. Encontró su lugar en el mundo, su mundo, y se quedó allí.
Para siempre."

sábado, 2 de octubre de 2010

Siempre París.

Ya era hora de que este texto saliese a la luz...

Recorrió las calles heladas de París con el frío alojado en los huesos. Sola, ante una acera inmensa, las nubes grises jugaban encima de su cabeza. Suspiró, cerró los ojos y volvió a refugiarse en su bufanda roja. Se sentía tan pequeñita...Nada era igual desde que él se había marchado. Incluso la Torre Eiffel cuando se imponía ante ella, con sus estructuras indestructibles, parecía tener ahora otro aspecto. Los días interminables habían regresado y le pillaron por sorpresa, cuando creyó que con su amor lo tendría todo; una sonrisa permanente, y ese desafío constante en su cabeza: volverle loco una vez más, y otra, y otra. Apresuró el paso dejando atrás su soledad, con la esperanza de volver a verlo sentado en la mesa de siempre en aquel café. En secreto, todas las mañanas iba allí, con la misma idea descabellada en la cabeza de que, tras un periódico y con una taza de café, apareciese él. Que sonriendo se levantase y en un abrazo la llevase tres metros sobre el cielo. Volver a besarlo. Era con el único deseo que había vivido durante aquellos últimos cuatro meses. Diciembre ahora se presentaba mucho más largo. Y en su mente viajaba una pregunta continuamente: ¿Dónde estará? "Café deus Deux Moulins" Esa fue la respuesta determinante aquel día. El café se le enfriaba entre las manos, y la sensibilidad que llevaba prendida brotó de nuevo cuando vio que estaba sola una vez más. No podía perderle, aunque su sensación era la de haberlo perdido ya...pero, ¿cómo iba a dejarla tirada en esto? Y sí, allí estaba él, aquel 14 de Diciembre, detrás de ella. Le tapó los ojos con las manos y volvió a sonreír. Sabía que era él, sin girarse. Su olor, ese inconfundible olor que le hacía viajar de vuelta a los intensos días de verano que habían vivido en las maravillosas calles de París. Chicle de menta, siempre. Ya nada importaba. Estaban juntos. Por fin podía decir "juntos". No más kilómetros, no más suspiros sin razón, vías, ni carreteras que los separasen. No más aire entre ellos. Eran uno. Y un rayito de sol pareció iluminar por un momento su congelado corazón.


-Tres sílabas, ocho letras, ¿sabes qué es? -le preguntó con su sonrisa permanente recién estrenada. -Te quiero. -y le besó.


Desde aquel momento, se hizo amante de las sorpresas, de las inesperadas sobre todo. De él, aunque realmente lo había sido siempre. Y de París. Incondicionalmente. La llamaban la ciudad del amor. Y realmente, lo era.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Otro 1 de Septiembre.


"Te llevas mi sonrisa, te dejas todo lo demás...Y entre tú y yo tan solo flores." ¿Recuerdas? Poco después de marcharte, supe que esa canción había sido compuesta para tí. Hoy, hace otro año más. Otro uno de Septiembre. Un nuevo dos mil diez. Y dos años después de que dijeses adiós a todos los que te queríamos. Si te digo la verdad...es inútil seguir preguntándose por qué, creo que todos hemos asumido ya lo duro que es a veces el destino. Tú la primera. Yo tal vez la segunda. He seguido echándote de menos desde entonces...Y siempre lo haré. Ahora entiendo tus palabras mucho mejor. Ya tengo diecisiete. Y ese fue tu último cumpleaños. De sólo pensarlo, me da un escalofrío porque en marzo cumplo mis dieciocho, y sigo recordando cuántas veces me decías lo genial que sería tenerlos. Tú, con tus tonterías, tener dieciocho años supongo, es otra etapa más de la vida, normal y corriente. Tú te congelaste ahí. En tus diecisiete. Hasta entonces para el resto del mundo sólo habrías sido dos pulmones más respirando sobre la faz de la tierra y un corazón latiendo, que poco después, dejaría de hacerlo. Para mí, siempre habías sido mucho más que eso.. Eras una guía, un renglón firme y correcto, mi pauta, unas huellas que seguir. Eras una amiga. De las de verdad. Hasta que tú lo torciste todo. Y unas malditas pastillas te torcieron a tí. Ahora sólo me queda preguntarte, cómo se viven los diecinueve ahí arriba. Y pedirte que, si algún día volvemos a estar juntas por casualidad del asqueroso destino, sigas enseñándome un camino, por favor.


Y bueno...en cuanto a nuestras conversaciones...hoy en día seguirían siendo del mismo estilo. Sabes a lo que me refiero, ¿verdad? Sigo siendo una ilusa, y creo que eso no va a poder robármelo nadie, la ilusión. Ni tú misma lo lograste cuando decías que abriese los ojos ante la realidad...De hecho, el día que cambie, siento decírtelo pero...dejaría de ser yo.


Un año más, en el que vuelvo a escribirte. Y seguiré haciéndolo. Por siempre. Te lo prometo.



Te quiero amiga.

martes, 24 de agosto de 2010

Imbécil.


Te odio. Te odio como nunca odié a nadie. Te odio como si nunca te hubiese querido. Odio cómo vienes y te vas. Odio que tú, ¡joder! tú también hayas jugado conmigo. Odio que lo hagas a tu antojo, como si nada te importase. Odio la dulzura que aparentas y la indiferencia que escondes. Odio que no me hayas querido en realidad, nunca, ni el cuarto de la mitad de lo que lo hago yo. Odio tener que estar pensando en qué decir, o qué escribir, qué poner o qué inventar para llamar tu puta atención. Porque también odio que no te fijes ni en la fecha en que escribo las cosas (y en parte lo odio porque yo sí que lo hago). Odio que no te importe lo más mínimo si vengo o voy, si te reemplazo o no, y que lo dudes, porque deberías saber que me resultaría imposible. Odio que me haya equivocado otra vez, contigo. Te odio a ti. Odio tus manías, tus antojos, tus creencias, haberte contado mis secretos, que ya no son secretos. Odio verte en no disponible las 24 horas del día, odio tener que ser yo la que tenga la tentación de hablarte y sobre todo odio que si lo haces tú, lo hagas porque te aburres, simplemente. Odio haberte contado las cosas, pensar en haber compartido cielo y tierra contigo, odio odiarte. Odio que creas que toda esta atmósfera de indiferencia por mi partes es real, porque odio qe creas que te odio; aunque también odiaría que creyeses que no te odio, porque sí que lo hago: odio quererte, con todas las ganas que pueda querer.

martes, 10 de agosto de 2010

¿Y si el mundo estallase en mil pedazos?

Si sólo tuvieses un día de vida, y fueses consciente de ello. Si supieses que mañana lo pierdes todo, que nada de lo que ves a tu alrededor volverá a existir. ¿Cuál sería tu último deseo? ¿Que harías esa mañana? ¿Con quién pasarías esa noche? Si no volvieses a ver a tu familia, ni a tus amigos. Si ese último día, fuese el último de todos. Si nunca más pudieses volver a respirar aire puro. Si en 24 horas tu corazón, y todos los corazones, dejasen de latir. Si tus recuerdos se convirtiesen en ceniza. Si tu primer amor muriese contigo, y el segundo, y el tercero. Si tu futuro se quebrase, de un día para otro. Si supieses que jamás volverías a verme, ni a mí ni a nadie. Si de la noche a la mañana el sol se ocultase y muriésemos todos...¿Me querrías tan solo un poco?


¿Y si en ese momento que me quisieras se detuviese el tiempo...?

jueves, 29 de julio de 2010

Te echo de más por no echarte de menos.


"Esta mañana ya no me acordaba cómo tocaban mis dedos esa guitarra que era para mí tu cuerpo. Ya no me acordaba lo que sentía cuando acariciaba tu pelo. Ya no me acuerdo si tus ojos eran marrones o negros, como la noche o como el día en que dejamos de vernos. Sólo recuerdo que llovía y que quedamos en la parada del metro..."


Todas las noches, escucho esa misma canción, en modo repetición, veinte veces. Y en esos ochenta minutos, me da tiempo a pensar cien en lo mismo. En tí. En todo lo que habías llegado a ser y a significar para mí en tan poco tiempo. Y en lo poco que lo he hecho yo. En qué sencillo parecía todo y que difícil acabó resultando. En cuántas veces me habré peleado con mis respectivos hemisferios cerebrales por tu maldita culpa, y en cuántas veces me habré debatido en silencio entre "llamarle o no llamarle" y si "será demasiado temprano o demasiado tarde". En cuántas veces habré deseado tenerte a mi lado, que por arte de magia te me aparecieras en frente y me hicieses tambalear sin remedio. Besarte. Abrazarte. Todo contigo. Pienso que, aunque tu hayas sido duro conmigo y yo hubiese intentado serlo aún más, si alguna vez me hubieses conocido realmente a fondo y te hubiese importado tan solo un poco, deberías saber que antes de herirme hay que prevenirme, y previamente amortiguar la caída para que no doliese tanto. Sabrías que tras un "tranquilo, estaré bien" se escondía una muchacha llorando, y que si las heridas cierran rápido, es porque yo solita aprendí a curarlas. Y pienso, sobre todo pienso, en que después de todas mis y nuestras batallas, y a pesar de todas las que me queden por librar, no sé por qué pero, has sido tú el que más me ha quitado las ganas de soñar. Por eso te odio tanto.


"Pero haciendo un gran esfuerzo aún veo tu mirada en cada espejo de cada ascensor donde cada noche me subía hasta el cielo de moteles invernadero, ¿dónde se jura algo tan efímero...?"


(Canción: Ya no me acuerdo - Estopa)

martes, 6 de julio de 2010

Todo parece tan perfecto a tu lado...


Puedo decir que esto ya lo había sentido más veces. Puedo jurar y perjurar que no es la primera vez que lo siento. Sí, esa sensación extraña en las piernas, las manos, y en toda la cabeza. Ese revoloteo continuo y constante de su persona en mi mente. Esa sonrisa, que nadie sabe de dónde ha venido, directa a dibujarse en mi cara, de repente, cuando inicia sesión en el Messenger y me saluda. Y esa felicidad infinita, extrema, al cruzar cuatro únicas palabras con él. Las ganas de salir corriendo, dejarlo todo aquí, atrás, para llegar a su lado y abrazarle fuerte, muy fuerte, cuando me dice que necesita mimos. Esa necesidad de besarle y no terminar nunca, de desear que el tiempo se paralice en ese preciso instante. Y que se congelen todos los momentos con él que hagan a mi corazón palpitar más fuerte y muy rápido. Ese miedo que se abalanza sobre mí, como un agujero negro, de tan sólo imaginarme que algún día pueda perderlo, y que todo esto, tan maravilloso, pueda llegar a desaparecer, cuando no se conecta en una o dos horas...Sí, ya lo había sentido antes. Pero lo que es más cierto que nunca, y jamás había sentido antes, es la sensación de la perfección tan concreta que existe entre nosotros dos. La sensación de que todo es perfecto. De que él es perfecto, y me hace perfecta a mí, pese a todas mis imperfecciones. De que lo nuestro es perfecto. Y de que si algún día estamos juntos, no lo dudes, será perfecto.

miércoles, 30 de junio de 2010

Tú me haces grande. Enorme.


Para serte franca, pues no. Yo no quiero a alguien que esté minuto a minuto mirándome a los ojos, ni siguiendo mis pasos, ni cada uno de mis movimientos. Ni a ese cuyo máximo entusiasmo es echar el polvo de su vida conmigo en el asiento trasero de su coche. No quiero que esté pendiente de cuándo entro, cuándo salgo y cuándo me quedo afuera. Dónde estoy y con quién salgo. Esa es la prueba más evidente de que no confía en mí. No quiero que me diga cursiladas cada dos minutos, aunque de vez en cuando me guste que lo haga. Y mucho menos eso de que espere que tras una cursilada suya llegue una mía, porque el 90% de las veces no me salen. Me gustaría que entendiese que con una sonrísa mía ya tiene el cielo ganado, porque es la muestra más íntegra que puedo darle de que le quiero. Y todo eso, porque yo también necesito respirar. Sentirme atada a él, pero con libertad. Con ese límite que sólo él pueda y sepa darme. Porque yo lo que quiero es alguien que esté en el momento, el lugar, la hora y el día concretos. Quiero a ese tonto que me espera dos horas en el mismo lugar por sólo recompensarse con la idea de poder acariciarme el pelo y caminar conmigo hasta el parque donde, sentados en el mismo banco de siempre, hablemos de nuestras utopías más abstractas, con las que acabamos riéndonos siempre de nosotros mismos. De lo muy ilusos que somos. Y de lo bien que nos complementamos el uno al otro.



Todos cometemos errores a lo largo de nuestras vidas. Pero compensa el haberte conocido a tí. Y tú, lo superas todo.

domingo, 9 de mayo de 2010

Porque siempre, es siempre.



Llevo aplicando la ley de "ensayo y error" durante toda mi vida, desde que era niña. Y cada día me doy más cuenta de que para aprender, el ser humano necesita equivocarse, cometer errores. A veces los mismos, varias veces, retroceder. Y es así como una termina madurando, a base de golpes. Tal vez, más bien tuve la fortuna, y no la desgracia, de vivir siempre en una burbuja. Tan fuerte e impenetrable que nadie pudiese romperla, que nadie pudiese hacerme daño. Pero he crecido, y la burbuja se queda poco a poco cada vez más pequeña. Y quizás por eso no me canso de cometer errores y seguir aprendiendo, pero al menos, no me canso de aprender, y eso me ha ayudado a ser la persona que hoy en día soy y de la que en parte estoy más que orgullosa. Y a pesar de toda esa gente que día a día desea verme tocando fondo, tengo la fortuna o el don, de saber afrontar los problemas con una sonrisa. Sé ver las cosas como son, tal vez un poquito tarde, a veces demasiado tarde, pero nunca digo nunca. Siempre termino dándome cuenta de cómo y cuál es la realidad. La misma que viene contra mí a una velocidad de 200 km/h, pero que al llegar se detiene, porque no me importa nada, cambio lo que sea y sigo adelante, con o sin ayuda.


Pero si algo nunca lograrán, será verme sin una mano que coger ni un hombro en el que llorar. Por ser yo misma. Porque al menos no hay una persona, sino muchas personas, que saben valorarme. Y que tras un manto de niebla creado con tus mentiras, estuvieron siempre ahí. Y lo siguen estando, a pesar de todo. Esa es la prueba más evidente del mundo. Y te juro que si pudiese retroceder el tiempo y volver atrás, todo sería distinto. Empezando porque sería YO la que te patease la cara.
Eso lo juro...

3 años y todo este tiempo no los cambia nadie; y mucho menos tú...


Os quiero. Y siempre.



"Alguien dijo alguna vez: Si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad. Si vuelve a tí, será tuyo para siempre. Si no regresa, no te pertenecía desde el principio."
-Deemi Moore, Una proposición indecente.-
¡Por cierto! A todos aquellos que les guste leer, se pasen por mi blog o les guste lo que escribo, he creado un nuevo blog en el que estoy publicando una especie de novela (estoy en ello, veremos a ver qué tal queda) http://llamaloimaginacion.blogspot.com Espero ver vuestros comentarios por allí también.
¡Un beso enorme!

sábado, 17 de abril de 2010

Pensando.

Entre odiosas ecuaciones y derivadas, salgo volando por la ventana y me paro a pensar, ¿te has dado cuenta? Somos dos personas que tienen algo en común, que se acercan despacito, con miedo a destruír el campo magnético que les rodea. Compartimos tal vez un mismo pensamiento, y quizás, tú ahí y yo aquí, coincidamos en algún mismo minuto pensando el uno en el otro. Y ni nos damos cuenta. Compartimos cielo, aire, tierra y mar. Compartimos miradas en el cielo estrellado. Pero, al mismo tiempo, somos dos personas totalmente distintas. En dos lugares distintos, con manías y deseos distintos, incluso con miedos distintos. Pienso. Y mientras pienso, me pregunto qué estarás haciendo tú, mientras yo pierdo la paciencia en clase de matemáticas. En qué lugar del mundo estarás en ese mismo instante. Me lo pregunto como si mi interior fuera un GPS y tal vez me responda en algoritmos, cadenas numéricas sucesivas que yo no logro entender. Y no entiendo cómo podría dejarme la piel, aquí, para pillarme el primer tren y salir corriendo junto a tí.

domingo, 11 de abril de 2010

Llámalo X.


Allí en el horizonte, el cielo se funde con el mar. Aquí bajo mis pies, en cambio, hay tierra firme que pisar. Caminar o correr. ¿Y por qué no volar? Miro al cielo y me gustaría volver a poder alcanzarlo, rozarlo suavemente con la punta de los dedos. ¿Y las estrellas? ¿No son perfectas? Parecen estar conectadas entre sí por algo invisible, inexplicable, como tú y yo. Llámalo X. Y en algún lugar de mi mundo te imagino a tí, mirando esa misma estrella que yo me había detenido a observar. Esa que por momentos parecía apagarse, pero que ahora brilla más que nunca. Y entonces, de manera indirecta, o tal vez imaginaria, nuestras miradas se chocan con ella y se cruzan, convergen en un mismo punto finito. Y rompen el viento, las olas y todas las palabras que alguna vez puedan sustituir ese momento.


Quiero poder volver a confiar en alguien, y esta vez, de verdad, para siempre. Sin miedo a que a la vuelta de la esquina todo se vaya a la mierda.

jueves, 8 de abril de 2010

Nada es suficiente.

El tiempo me ha arrebatado el único don que creía poseer...


Ya no sé escribir.

jueves, 18 de marzo de 2010

Son sólo palabras.

¿Sabías que durante todo este tiempo no he dejado de pensar ni un solo momento en tí? Y que el resto del mundo no me importa si tú no no estás aquí...

miércoles, 10 de marzo de 2010

Hoy,es mi cumpleaños.


¡Cómo pasa el tiempo! ¿Cuántas sonrisas y lágrimas durante 17 años? Y hoy, debo agradecer, a todos en general, por ser el motivo de mis sonrisas, pero sobre todo, a los que alguna vez me hicieron llorar, pues sólo ellos me demuestran día a día que cada vez puedo ser más fuerte e inmune ante el dolor. Personas que han cruzado por mi vida durante estos diecisiete años, son muchas: amigos, pocos; gente agradable, bastante; personas detestables, demasiadas. Pero lo cierto es que finalmente me he dado cuenta de que existen los "amigos", los "buenos amigos", y los otros, que sólo son meros testigos de mi vida. Pero los buenos, afortunadamente, yo puedo contarlos con los dedos de una mano. Y nunca mejor dicho, porque tengo cinco. Es muy difícil ponerse en esta situación, como si te dijesen "salva sólo a 5 de 1000". Como irte al paraíso sabiendo que sólo puedes llevarte cinco cosas. Pero yo tengo muy claro quiénes son esos cinco. Y ellos, también.

A mis padres, a mi hermana, a mi pequeño, a mi pequeño trozo de pan, a Rachel, a Luzya, a mis pixuetos, a mis niñas Tamara y Laura, a mis cuñados Raúl y Carlos, a mi mani Rach, mis primos, y por supuesto a toda mi familia, en general.

GRACIAS.



Y doblemente motivo de felicidad, MUCHAS GRACIAS A MI HERMANITA, por concederme mi primer premio a lo largo de todo este tiempo de escritos "Kreativ Blogger". Cierto, que soy la chica de los mil corazones, de los mil chicos en la diana, tal vez, la que menos debería merecerse tener el don para escribir tiernos textos románticos, jajaja.


Un beso muy fuerte, y gracias, una vez más.

sábado, 13 de febrero de 2010

Ganas de tí.


Es algo maravilloso. Creo que, si no fuese porque estoy día a día en esta nube, hoy mismo montaría en cólera al ver que no está. Pero no. Porque sólo él asegura mi paz y seguridad. Mi tranquilidad. Único. El único al que me he planteado entregarle todo, hasta mi alma. Pese a todas las señales de tráfico, curvas y carreteras que nos separen, él está ahí. Existe. En algún lugar. ¿Qué me importa todo lo demás? Si todo esto acorta las distancias, aunque para ello tenga que esperar, y esperar, y esperar. No me importa. Aunque sienta pasar por mi piel los minutos y segundos como días, sé que al final llegará un desenlace. Tal vez bueno; tal vez malo. También me da igual. Y seguirá sin importarme mientras sienta ese revoloteo en el estómago cada vez que por arte de magia apareces conectado en mi pantalla. Eres mi perfección. Algo imprescindible en mis días. Y es que, si alguna vez me faltases, no lo soportaría. Porque sé que estás ahí. Y porque confío en que algún día yo también estaré ahí. Contigo.


Y digan lo que digan, pese a todos esos comentarios tan cuerdos o absurdos, es ahora cuando vuelvo a rozar con la punta de los dedos esa felicidad inexplicable e intangible a la que comúnmente llamamos amor.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Entre líneas.


"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio."

Carlos Ruíz Zafón, El Juego del Ángel.

Detrás de una futura escritora hay miles de palabras. Diccionarios. Letras sueltas. Lápices sin mina y bolígrafos "Bic" sin tinta. Noches mirando al techo, inventando una historia con final feliz. Folios en blanco. Miles de hojas arrugadas y arrojadas a la papelera. Ideas. Personajes. Pensamientos. Dedicatorias. Comienzos. Desenlaces. Un mundo feliz y amable. Un terrible asesinato en plena calle. Libros. Hojas cuadriculadas de libreta. Y sueños. Sobre todo sueños. Esos que una necesita encerrar entre líneas y hacer suyos para siempre, por miedo a que nunca se hagan realidad.



Princesa Loca. Momentos de Inspiración.

viernes, 29 de enero de 2010

Las coincidencias.


¿Sabes? Llevo un tiempo creyendo en las coincidencias. No solía hacerlo, pero ahora me ha dado por ahí. Sí. Porque si no hubiese sido por una coincidencia, no lo habría conocido a él. Ni tampoco habría conocido antes a otros diez labios que por casualidad rozasen los míos, para más tarde darle paso a los suyos. El típico momento de pasear por el pasillo y que se caigan todos tus libros de historia al ver a ese chico que te encanta. Seguido de un "¡Qué torpe soy!" y un "¿Cómo te llamas?". Cinco minutos después estarías pidiéndole su número. Y tal vez un mes después acabarías sintiendo su sangre por tus venas, y se convertiría en tu única forma de conciliar el sueño. Y todo por una coincidencia. Sí. Si no fuese por una coincidencia, ¿por qué iba a ser entonces? Si el destino no me lo hubiese puesto enfrente, seguiría martirizándome, aunque con eso no quiero decir que no termine haciéndolo también por él. Pero no sé, oye, tal vez fue el brillo de su mirada, o el hechizo de su sonrisa, o a lo mejor la magia de sus palabras. Esas pequeñas cosas que no se ven a simple vista, que tienes que mirarle fijamente para saber qué esconde, pero si te fijas, es porque ya de hecho te gusta. Da igual lo que fuese, algo llegó a mí y ahora, alojado en mi interior, no se quiere ir. Y busco su inicial en cada estrofa de cada canción que escucho, en cada verso que leo, en cada una de las cuerdas de la guitarra. Su nombre. Algo que me haga pensar en él y que me de la fuerza suficiente y necesaria para aguantar hasta el día en que pueda estar con él, cara a cara, para demostrarle lo mucho que he desado durante todo este tiempo mirarle a los ojos, besarle y acariciarle el pelo. Y sobre todo, para decirle que le quiero. Porque no es verdad que nunca nadie me haya hecho sentir así, pero lo que sí es cierto, es que nunca nadie lo había hecho como él.



Y al final, lo único que importa, es que hayamos coincidido en el mismo camino.

sábado, 23 de enero de 2010

Tan cerca y a la vez tan lejos.

-¿Por qué tú?
-Ni idea.
-¿Por qué de entre todas me has elegido a mí?
-Porque eres perfecta.
-¿Y por qué tengo que fiarme de tí, que estás a medio mundo y no de alguien próximo a mí?
-Porque me quieres. Y porque yo te quiero a tí.
-Y lo sé. Y quiero creer que será para toda la vida. Al menos por ahora.
-Y lo será. Mientras tú no dejes de creerlo.

sábado, 16 de enero de 2010

Mis amigos.

Hay instantes en la vida que parecen llevarte tiernamente al lado frío y oscuro que tanto temes. Hay momentos en los que el mundo se viene abajo y tocas fondo. Hay segundos que parecen no transcurrir cuando esperas impacientemente algo que sin saberlo acabará estallándote en la cara. Horas que parecen días. Pero mientras la gente por la que tanto habrías dado te critica, grita y susurra a tu espalda, detrás de sus murmullos e insinuaciones, tras esa zorrería disfrazada con cara de buena gente, están todos los que me hacen ver la luz por siempre. Los que hacen que mi vida se pinte rápidamente color arcoiris. Los que hacen que me olvide de todos mis errores y sonría. Los que me dicen las cosas como las ven, como se ven, como son. Los que han pasado toda una vida a mi lado y también algunos que antes me habían ignorado. Los que me dicen "no te preocupes" desde el corazón, tal vez sin pasar por su mente. Los que con solo mirarme a los ojos ya saben qué estoy pensando. Ahora...a todas aquellas que algún día me llamaron amiga en vano: ¿Cuál de vosotras es digna de insultarme? La estúpida que no sepa que eso que ve en un charco es su reflejo. Y tanto me importa el resto, que ya ni vuelvo la mirada...
Recetasfotos de bebes