domingo, 27 de diciembre de 2009

La felicidad de mi vida.


Escucho esa canción que me recordaba a ti, una y otra vez, y ya no me sabe a nada. Escogí ser una princesa, ser tú princesa. Dejé a un lado mi mundo y mis recuerdos; por fin había logrado deshacerme de ellos, ¿sabes? Esos tan tristes, que tanto pesan. Yo sola fui construyendo mi palacio. SOLA. Como siempre. Sin la ayuda de quien menos me merece y más deseo. Mil manos dispuestas a ayudarme, y yo sólo quise aceptar las suyas. No sabía lo cruel que podía llegar a ser ver cómo alguien a quien alguna vez le otorgaste el papel de "mejor amiga", se había encargado de destrozar tus sueños, tu vida, tu burbuja. Con un simple beso se había llevado tu alma, y también esa cosa extraña que sentías por momentos y a la que inútilmente llamabas felicidad. ¿Qué es la felicidad? ¿Qué es además de estar junto a las personas que quieres? Es levantarte todos los días a las 6 de la mañana con una sonrisa, porque sabes que en poco tiempo le tendrás cara a cara seis horas seguidas. Es llegar por la mañana y ver entrar a cinco personas con la esperanza de que alguna de ellas "sea él". Es tener un profesor en frente explicándote el por qué de la raíz cuadrada de dos, y no escuchar ni una sola palabra, limitándote a sonreír como una estúpida. Es echarle de menos y mirar hacia tu derecha, solo para verle por el rabillo del ojo y saber que sigue ahí. Es mirarle y no decir nada, por miedo a romper el silencio y estropearlo todo. Es mirar hacia atrás para dirigir la mirada hacia cualquier persona, y en una milésima de segundo, mirarle a él. Es marcharse a las dos y media y seguirle hasta esa esquina donde le pierdes de vista y no le vuelves a ver. Es llegar a clases particulares y no saber qué hay que hacer porque no has estado atenta en clase. Es esperar una llamada perdida suya, a las diez y diecisiete de la noche con el móvil en la almohada y dormirse, tras estar una hora entera pensando en si deberías hacerlo tú primero.


Esa es mi felicidad. La misma que tú te empeñas en robarme.



Pero ya nada importa. Ahora todo será distinto. Nada volverá a ser igual.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Y seguiré escribiendo.


Mucha gente me ha dicho que escribo muy bien. Otros tantos se preguntan cómo lo hago. Otros se limitan a leer y sonreír. Algunos me preguntan en qué pienso para hacerlo. Y una minoría estúpida, se conforma con plagiármelos.

Pero realmente no te das cuenta de ese don que tienes, distinto a los demás, hasta que alguien te dice:

"Todas y cada una de tus palabras, son la base de mi existencia"


Y seguiré escribiendo. Por tí. Por mí. Por él.
Porque me gusta. Y sobre todo: porque puedo.


Te quiero. Y mucho.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Carrousel.


Sabía que ese día sería especial, distinto de los demás. Algo desde adentro se lo decía. Había pasado tanto tiempo mirándole a los ojos, que ya no sabía hacer otra cosa. Se había acostumbrado. Ahora él era su vida. Por última vez se miró al espejo antes de salir, y sin saber por qué, sonrió, dándose cuenta de que sí era una muchacha fuerte. Sabía lo que quería. Lo quería a él. Y estaba segura porque, no había vuelto a tener esa sensación de caminar sin gravedad cuando pasaba a su lado desde aquella última vez, que había quedado enterrada en su pasado. Necesitaba volver a querer a alguien tanto, tan fuerte, con rabia y dolor. Lo necesitaba para sentir que seguía viva. Que seguía siendo ella misma, respirando, sobre la faz de la tierra. Lo supo en cuanto lo vió. Supo que había soñado con alguien como él muchas noches, que había deseado conocerlo algún día tantas veces...Y se limitó a sonreír, una vez más. Pero en un choque frontal con la adrenalina de su mente, su sonrisa se difuminó, su mirada se perdió, para darle paso al corazón, que gritaba desde su interior aún más fuerte que su voz. Cruzó ese camino que tanto temía. Gritó a los cuatro vientos como llevaba queriendo hacerlo desde hacía ya cuatro meses. No le importó lo que pensaban los demás pasajeros, tan locos como ella, que viajaban en su mismo tren. Y se detuvo el tiempo en esos 10 minutos que pasó a su lado. ¿Qué le importaba lo que pasase después? Si había vivido los días más felices de su vida viéndolo a diario, y ya creía que formaba parte de un carrousel.



Deseó quedarse allí por siempre. Porque le encantaban los carrouseles. Pero ante todo, porque le encantaba él.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Abrazos de adrenalina.


Confesarle que le quiero sería experimentar una explosión, adrenalina en estado puro. Pero me sobran las ganas y me falta el valor. Escapar corriendo desde aquella esquina hasta el rincón en el que está él. Nunca se me había hecho tan difícil cruzar un paso de peatones. Gritar entre tanta gente. Me basta mirarle. Pero ya no sé cuál escoger de entre mi colección de miradas. Ninguna hace juego con la cara de estúpida que se me queda cuando, cruzo mis ojos con los suyos por casualidad, e intento desviar la vista hacia otro lado. Parece tan sencillo, y me resulta tan complicado, que ya no sé si me estoy sacando de quicio o me estoy obsesionando. Se agotan las frases tontas, incluso las palabras de mi diccionario. Por eso miro a otro lado. Intento distraerme con cualquier cosa de sólo imaginarme que me vuelve loca.



Y...me gustaría abrazarle. Nunca he deseado tanto abrazar a alguien.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Mi burbuja.


Desde el cristal de la inocencia, la luna sólo tiene una cara. El mundo gira más deprisa y la vida pasa lento, muy lento. Cada día, cada hora, cada instante, es una eterndidad lejos de tí, muy lejos. El viento se siente como cuchilladas fuera de mi burbuja. Los árboles murmuran metáforas sin sentido y, la verdad, no sé, si ahora mismo estoy mal o estoy bien. Si estás conmigo en esto o no. Si todavía existo yo. Pero por momentos me apetece ser feliz y me imagino a tu lado. Sin darme cuenta estoy viajando en un tren a mil kilómetros por hora sonriendo, riéndome a carcajadas, y todos los demás pasajeros me están mirando. Pero no me importa. Cada uno tiene su propia forma de ser feliz. Y la mía es esa, estar junto a tí.

lunes, 23 de noviembre de 2009

En silencio.


¿Qué más da quién lo sepa, cómo se entere y lo que piense? Si al fin y al cabo yo seguiré siendo la misma estúpida que no mira más allá de su nariz porque teme que, por una tonta casualidad se aparezca ese píncipe azul para robarle sus sueños. Su ilusión. Las cuerdas de su guitarra. Ese que tanto he buscado en cada estación. En cada acera. En cada esquina de cada calle. Al cruzar cada paso de peatones. Tal vez por eso insisto en mantenerme en silencio. Porque temo que la primera palabra que salga de mi boca se la lleve el viento, y se lo lleve también a él. Y con él, a mí. Temo que se aleje aún más, ¡con lo agustito que se está mirándolo...! Con lo bien que se siente tenerlo a pocos metros de mí. Mirando al vacío, sin saber que en la otra esquina estoy yo, mirándole a él. Contemplando sus movimientos. Y siento que jamás pasará mi vida en ese tren que he perdido en el momento que pude dejarlo pasar, y que ahora está a punto de arrollarme a la vía.

domingo, 15 de noviembre de 2009

El roce de sus manos.


Salió de allí porque habían puesto esa canción que no soportaba, que tantas veces le había hecho llorar después de haber reído tanto con ella. No le importó nada más en el mundo, sólo él. Si entraba, o salía por esa puerta. SI cruzaba o seguía caminando. Por eso salío a oscuras, a buscarlo. Abandonando su esperanza en una esquina, bajo una terraza, para que no se mojara. Pensó en llamarle, pero ni siquiera tenía su número. Dos meses atrás y tampoco sabría su nombre. Lo único que supo al verle, fue cuántas veces había soñado con alguien como él. 365. Su ángel. Su vida en otras manos. Cuando se lo encontró se quedó paralizada, al igual que él. Uno en cada esquina de la acera más corta. No pudo evitar sonrojarse y sonreír, siempre lo hacía. Ambos decidieron caminar despacito, como si el mundo se agotase al cruzarse, sin poder volver a mirarse a los ojos, caminando hacia adelante. Se cruzaron. Y el roce de sus manos no fue suficiente, pero ambos lo conservaron como algo propio, como el más dulce encuentro, después de haber pasado la noche buscándose en esta triste ciudad, en la que los días más oscuros pasan tan lento. Pero ella no lo sabía. Ni él tampoco. No sabían que sus corazones se correspondían incluso antes de conocerse...

sábado, 31 de octubre de 2009

Tiempo y espacio.


Pasaron los días soleados a su lado, mientras estaban juntos. Los días más intensos y calurosos. Las horas, minutos y segundos. El tiempo. El espacio. Sólo les pertenecía a ellos dos. Y derrocharlo mirándose a los ojos era el más entretenido pasatiempo. No extrañó su casa, pues su casa era él. No extrañó su tierra, le bastó su piel. Ella tardó en volver a leer su diario. Todas aquellas historias, todos los recuerdos, eran ahora su día a día. Su realidad. Él abandonó su reloj. No quería volver a saber la hora nunca más. No le importó llegar tarde a ningún sitio, porque ella era su excusa perfecta. Sin darse cuenta terminaron enamorándose. ¿Qué era el mundo comparado con sus sueños? Un grano de arena. Que se consumía en un reloj de arena y parecía que nunca se iba a acabar.



Pero un día se acabó. Los últimos granos de arena estaban a punto de llegar al polo opuesto. Y con ellos su vida, su inocencia, su pasado, presente y futuro. Recogió su ropa, todas sus cartas y fotos en aquella vieja y sucia maleta que había llegado con ella, y ahora se marchaba. También se llevó su reloj, el causante de todo, de un encuentro tardío y una despedida demasiado puntual. Se volvió a subir al mismo tren. Aquel simple y maldito tren otra vez. Sin darse cuenta de que no le conduciría a ningún sitio.



Pocas horas después su vida había terminado allí. En aquellas vías. Y su corazón se había quedado para siempre detenido en el tiempo. En la primera y última estación. En el mundo que siempre había deseado. En un instante. En una hora, un minuto y un segundo determinado. En el que lo besó por primera vez...


11 de Marzo de 2004

sábado, 24 de octubre de 2009

El viaje.


Se subió al tren y dejó escapar un suspiro de aire helado antes de sentarse en el último vagón. Estaba a punto de dejar toda su vida atrás, su familia y sus amigos sólo por volver a verle. Llevaba su diario bajo el brazo, como el más preciado amuleto. Lo abrió por las primeras páginas mientras sus manos temblaban de frío, nervios, o miedo al saber que un viejo mundo se desplegaría en diez líneas ante sus ojos. Nueve de julio de dos mil tres. Viajó seis años hacia atrás. Cada línea que leía era una lágrima de recuerdos en el cristal de sus ojos, a punto de desbordarse. Sonrió y lo cerró, secándose las lágrimas. Él, que había crecido a su lado desde niña, estaba esperándola en alguna estación. Él, que al igual que ella, alguna vez pretendió tapar el sol con un dedo, o saltar por tercera vez desde un tejado con unas alas de papel, sabiendo que se haría daño. El que siempre llegaba tarde porque "se le había parado el reloj". El que después de tanto tiempo, le volvió a recordar cada momento más feliz de su vida en tan solo unos instantes. Deseaba volar en el tiempo para recuperar su último abrazo. Para volver a ver sus ojos transparentes y sentir que no estaba sola después de todo.

Cuando se bajó del tren su sonrisa a pinceladas desapareció. Él no estaba allí. Nadie la esperaba. Una vez más estaba sola a punto de ser devorada por la temible realidad. Caminó junto a la vía del tren, el frío le calaba los huesos. Deseaba morir, o por un momento, desaparecer. Pero de repente todo se volvió más cálido. Sintió su aliento en la nuca, sus manos le tapaban los ojos. La sonrisa más placentera de todas se alojó de nuevo en su cara. Se giró y allí estaba él, una vez más, a su lado, como siempre. Miró al suelo sonrojándose y un susurro acarició sus oídos:


-Siento no haber llegado antes. Se me había parado el reloj...


La felicidad le recorrió desde los pies hasta la cabeza y las mariposas ocultas en su estómago afloraron por todo su cuerpo. Le besó. Dejando en sus labios el último suspiro antes de morir de amor.


Te quiero. Imposible no quererte...

domingo, 18 de octubre de 2009

Devuélveme la sonrisa.


Salió a la calle con el aire como único acompañante. Y el olvido era un prendedor en su cabeza. Paseó con los recuerdos de la mano y se sentó en la esquina de la agonía a descansar. Estuvo allí durante horas. Cuando se volvió a levantar, tenía hambre. Besó a las ganas de volver a verlo para saciarse. Se cruzó con la mentira por la calle en la que todos los recuerdos estaban sentados. Telefoneó desde una cabina. ¿A quién? A nadie. Sólo quería comprobar que el teléfono seguía funcionando. La desesperación la acompañó a todos los bares de la ciudad. Y acabó bailando con el dolor, su peor enemigo. Pero entonces, justo cuando volvía a casa, cuando ya había empezado a llover y el pelo le chorreaba en la cara. Justo cuando se dio cuenta de que no llevaba paraguas…apareció él. Se acercó y miró lo guapa que estaba. La rodeó con la mirada. Sus ojos de niño inocente le brillaban en la cara. Era él. El mismo de siempre, aunque con la mirada un poco más alta. Ella sonrió, por fin, cuando por dentro sintió ese peculiar cosquilleo, y sin pensar, lo besó.


-Has vuelto…-dijo ella.

-Sí. –contestó él mirándole a los ojos.-Para devolverte la sonrisa.

viernes, 9 de octubre de 2009

Lloraré de nuevo la rabia de no saber.


Ya no sé qué es dormir de un tirón toda la noche. Al principio creía que era porque se había marchado. Sin despedirse tan siquiera, cogió sus maletas y se fué. Dejándome a mí con todos los recuerdos. Esos. Los que más pesan. Y ahora, que vuelvo al lugar donde todo empezó, ya no lo encuentro. La primera sonrisa, la primer mirada que cruzamos, los primeros paseos a las once y cuarto...Pienso en todo y todo es nada. Llego a extrañarlo tanto que el corazón se me hace trizas. Y no puedo disimular lo mucho que me gustaba ver las puestas de sol a su lado. Mi cabeza en su hombro. Absorver el último rayo de sol que, simplemente, no sería tan dulce si él no estubiese junto a mí. Lo amé como a nadie. Como tal vez no ame a nadie más. Y a veces lo extraño, cuando vuelvo a esa playa, siempre en blanco y negro. Lo extraño de los pies a la cabeza, deteniéndome en ese corazón tan raro, que a veces ni se abría a mi paso. Porque fué el único dueño de mi alma, de mi vida, de mí entera. Siento que aún sigo caminando por ese pequeño caminito de su vida, tropezando, cayendo y arriesgando la mía, esperando encontrar a alguien como él, tan loco, tan idiota y tan imperfecto.

Me asustaría a mi misma si pienso sin querer que lo odio profundamente, porque esa idea tan absurda siempre fue imposible...


Si algún día vuelves...que sea para devolverme la sonrisa.

viernes, 2 de octubre de 2009

Fin.

¿Sabes? Hay momentos en los que ves que todo se biene al suelo. Incluso tu propio rinconcito donde guardas los más profundos secretos, se rompe en mil pedazos destrozando todos tus recuerdos. Ahora mismo, podría decir que no me importa nada, que soy inmune a todo lo que pasó. Pero estaría mintiendo, y creéme, si es por tí seguiría haciéndolo.
Pero cuando todo toca fondo, cuando te encuentras en un callejón sin salida, cuando ves el fracaso delante de tu nariz, igual que una cobarde decides salir huyendo. Decides volver a la luz, volver a estar en libertad, aunque estés deseando volver a atarte a su vida y ser libre por dentro.
Al menos hoy haré feliz a todas esas personas que un día maldijeron el 090909, y todas las sonrisas sarcásticas que me abordaron algún día por la calle se convertirán en las más horribles carcajadas.
No me importa.
No voy a decir que fue un error, porque no es cierto. No voy a decir que me equivoqué porque tampoco es cierto. Él ha sido una de las mejores cosas que me han pasado, y cierto que todo llega a su fin, pero siempre lo seguiré recordando.
¡Ah! ¿Y sabes qué?...creo que mi rinconcito todavía no se ha venido abajo. Al menos no del todo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Eres mi ángel.


Sabes que has llegado en el momento que más te necesitaba en mi vida. Y te quiero. Te quiero mucho. No sé si es por eso, o por las 1000 razones restantes entre las que sobresalen esa carita de ángel que tanto me gusta o lo maravilloso que eres conmigo. Es cogerte de la mano y ver el mundo distinto, con otros ojos. Es caminar de tu lado y no saber si reírme y sonrojarme. Es mirarte a los ojos y dejar de respirar. Es escucharte y saber que estás ahí, conmigo, junto a mí. Pero sobre todo es saber que siempre estás ahí. Junto a mí. No importa dónde, no importa cuando, tú siempre estás presente. Y puedo dibujar tu silueta en el aire para volver a contemplarte. Eres el único, perfecto o imperfecto, que me hace ver otros colores que jamás había imaginado. Es por eso que te quiero. Porque eres mi ángel y al fin estás aquí.

Te amo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Un uno de Septiembre de dosmilnueve.


He escrito tantos renglones ya, que me averguenza no haberte dedicado al menos uno. No sabría cómo empezar a escribirte, porque ni si quiera sé si algún día leerás estas líneas, pero creo que es mi deber hacerlo.

Hasta entonces, y tras un largo año después de nuestra despedida para siempre, siempre te he conservado como algo único y esencial en mi corazón, del que egoístamente he necesitado palabras en los momentos más difíciles de mi vida. No sabes la falta que me has hecho todo este tiempo, cuando una respuesta era decisiva, un sí, un no, un ¡qué se yo! Antes siempre eras tú la que lo decidía todo ¿recuerdas? Siempre me aconsejabas lo mejor, y luego resultaba, que sí, te tenía un poquito de envidia, porque parecías ser perfecta. Tenías razón en todo, en todo lo que me decías. Eras la que me detenía siempre ante un precipicio y me empujaba cuando lo necesitaba. La que sacaba el valor de dónde yo no lo tenía. Ahora he crecido un poco más, y he madurado también. No soy la niña aquella que quería enamorarse del primero que se le aparecía y le decía "te quiero". Pero sigo emocionándome al intentar recordarte, porque siempre eras tú. Tú misma, sin esconder nada. Sin arrepentirte de una sola cosa en tu vida. Siempre mirando al frente. Y al final, resultaste ser más débil que yo.

¿Por qué nos hiciste esto a los que te queríamos? ¿Por qué tú, si eras la que siempre iba delante, guiándonos a los que no sabíamos qué hacer? Ya no te tengo para enseñarme qué es lo bueno y lo malo, y a pesar de presumir a veces de saberlo perfectamente, hay momentos en los que sigo necesitando tus palabras de apoyo.

El 26 de Junio de 2008 cumpliste tus 17 años en el hospital. Y me decías que estabas deseando tener ya los 18 para ser un poco más "libre". Yo no te entendía, no entendía por qué decías eso si ya lo eras. Pero ahora creo que voy entendiendo un poco a qué te referías. Al menos espero que estés dónde estés, ya con los 18 que no llegaste a cumplir aquí, seas libre. Y para siempre.


Te quiero amiga.

miércoles, 26 de agosto de 2009

El cristal que protege mi vida.


¿Fragilidad? ¿Qué es la fragilidad? ¿Qué es el dolor de ver como algo se te desliza de las manos y cae y cae hasta llegar al suelo,donde con un ruido inmenso se rompe en mil pedazos y quiebra tu cabeza? ¿Es entonces cuando echas a llorar? Justo cuando todo se rompe. Justo cuando te das cuenta que lo rompes tú. Y que sin saber por qué has ido rompiendo poco a poco, cada trocito del cristal que protege tu alma. Y quiebra como un espejo. Como el vidrio al caer al suelo. No le has olvidado, ¿verdad? Sí, si que lo he hecho. Por completo. Le he sacado de mi vida tanto, que ni me acuerdo cuando fue la primera vez que probè sus labios. Pero has vuelto a verle. Por casualidad. De paso. Ni me he acercado a saludarle. Mientes. No, no lo hago, es cierto. Tal vez, puede ser cierto. Lo es. Te lo prometo.
Son esos días que estás tan sensible, cuando eres frágil a todas las cosas que hay a tu alrededor, los que te hacen más fuerte. Son los días en los que descubres lo débil que eres, los que te hacen pensar en positivo, siempre en positivo, porque siempre hay una buena razón para seguir sin romperse.


Tú. Y ese "algún día".


Puede ser el último día que escriba en mucho,mucho tiempo. No me echéis de menos si es así...

miércoles, 12 de agosto de 2009

Maldición.

Es cierto. No era el más guapo ni el más formal. Ni tampoco era el más inteligente. Simplemente me enamoré de él. Sin un motivo, sin una explicación. Pero era un día soleado. Era el día más soleado de mi vida cuando lo vi tras el cristal de la última ventanilla. Y desde ese momento mis ojos se anclaron en los suyos y jamás volví a navegar con un rumbo fijo si no era él quien dirigía mi tripulación. Y nada mejor que el mar para comparar mi forma de amar. Mar intenso y olas variables. Un día en calma y al día siguiente tempestad. Pero tras mucho tiempo acabé olvidándolo. Y lo supe cuando no me importó nada más. Cuando acabé rindiéndome como una tonta. Como nunca lo había hecho. Lo supe cuando no me importó arrodillarme en medio de la plaza mientras mis lágrimas se confundían con la lluvia. Lo supe cuando tras llorar doce meses seguidos volvió a salir el sol y lo maldije. Malditos todos los días de sol. Y fue entonces cuando supe que el día que conociese a "ese otro" que sustituyese sus besos, sus mordiscos, su lado de la cama, sería el día más gris y estaría lloviendo...

jueves, 30 de julio de 2009

Te amo.


Hoy es un lunes en el que al salir a la calle te empapas de indiferencia al ver un nubarrón oscuro justo encima de ti. Hoy es un martes, y también un miércoles en el que da igual si el semáforo está en verde o en ámbar. No importa si he cruzado en rojo cuando no venían coches. No importa si me he saltado una calle y era por la anterior, siempre que pueda dar la vuelta. Qué más da si no hay sitio para aparcar en la calle más cercana a la que sigue sin llevarme a ti. Hoy es jueves ¿o viernes? Qué más da…No puedo verte, no puedo tenerte a mi lado, pero quiero abrazarte y no quiero soltarte nunca. Por eso confío en el mañana. Y confiaré en que mañana será un día de esos en los que no importa si llueve o no, porque te tendré como pretexto para mojarme. Mañana será el día más maravilloso de mis dieciséis años que jamás haya vivido. Mañana tal vez no sean los rayos del sol los que me despierten por la madrugada, porque prefiero todos tus besos a primera hora y en ayunas que un par de tostadas. Y el primer día antes del día de mañana, me saltaré diez semáforos y cruzaré veinte aceras con semáforo en rojo. Y entonces te veré. Y me pondré roja como todos los semáforos que me habré saltado. Ese día estará lloviendo. Te veré a ocho metros y medio de mí y miraré al suelo sonriendo. Despacito te acercarás y me devolverás la sonrisa. Y te preguntaré dónde has estado durante todo este tiempo. Y tú me responderás: “Esperándote”. Entonces sé que te besaré y abrazaré. Porque es lo que he deseado hacer desde que te conocí.

lunes, 27 de julio de 2009

Me gusta dormir del lado derecho.

Mueres. Cuando por primera vez oyes lo que has deseado oír durante toda una vida. Y vuelves a nacer cuando descubres que esas tiernas palabras han brotado de los labios que hace tanto tiempo debías haber besado. Y no entiendes por qué tanto tiempo…por qué tantos veranos perdidos, porque tantas llamadas perdidas y mensajes no respondidos. Por qué te has pasado tanto tiempo buscando a "ese alguien" y no te habías dado cuenta de que estaba más cerca de tí de lo que te imaginabas. Por qué te has fijado en 10000 príncipes azules (todos estúpidos e idiotas, para variar) cuando sabes perfectamente que eres daltónica. ¿Por qué? Pero ahora lo hecho, hecho está y ya no hay marcha atrás. Como en cualquier atracción de parque. Como si esto fuese una fiesta y en mi corazón estallasen miles de fuegos artificiales. Quiero seguir el rumbo que acaba de brindarme la vida. Y confiar en él. Por un instante. Cerrar los ojos y creer que estoy soñando, porque sólo en sueños soy como yo realmente quiero ser…

Pero al despertar prométeme que estarás a mi izquierda y en mi cama. No es ninguna cuestión personal. Es sólo que…me gusta dormir del lado derecho.

jueves, 23 de julio de 2009

Manual de Instrucciones.

Dices que no sabes lo que quiero. Sin darte cuenta de que lo único que quiero es a ti. Dices que no eres romántico, que no sabes qué hacer para conquistarme (aunque sabes de sobra que ya lo has hecho) y yo…he pensado que tal vez necesites un manual de instrucciones. Aquí lo tienes:
·Me encantan las cenas para dos personas, a dos velas. El único requisito es que la otra persona seas .
·Me impresionarías si me llevases a pasear por la playa al atardecer, para ver una puesta de sol juntos. El único requisito es estar junto a ti.
·Me gustaría mucho que me regalases un ramo de rosas rojas, con tarjetita incluida. Y si en la tarjeta pones un te quiero, me basta.
·Me gustaría viajar a París y subirme a la torre Eiffel. Lo único que pido es ir contigo y que no me sueltes.
·Me maravillan los regalos. Pero el regalo más bonito que se me antoja en estos momentos es…mmmm…déjame pensar:.
Soy nueva. Y todas las cosas nuevas además de manual de instrucciones requieren mantenimiento:Solicito que me agarres fuerte, que me sonrías, que me mires y busques mi mirada. Solicito que me beses todos los días por la mañana y que al anochecer sueñes con la mirada del día anterior. Que me muerdas y me dejes darte mordisquitos yo a tí. Que me revuelvas el pelo cada noche. Que me digas "qué bonita eres cuando te despiertes" aunque estes deseando que me arregle. Y cumplirás todas las condiciones al quererme, al igual que yo te quiero a ti y de obedecer todos y cada uno de mis caprichos sabiendo que yo sabré cómo recompensártelos.

Quiero que me quieras, sin más.

Y si no es mucho pedir…quiero que estés a mi lado ahora. Ya.

martes, 21 de julio de 2009

Libertad.


No es la hora ahora de ponerse a pensar si estará bien o no lo que hago. No existe el momento de pensar si la jugada será a mi favor o se abalanzará sobre mí y en mi contra. No es tiempo de preocuparse en si camino por el sendero correcto o si estoy al borde de un precipicio. NO QUIERO pensar qué me deparará un beso a la vuelta de la esquina. O dos. O tres. O los miles de besos que aún no te he dado. No puedo quedarme sin hacer nada. Quiero vivir la vida a mi manera, sin preocuparme por nada. Sin tener en mente lo que ha surgido ni imaginar lo que surgirá. Libre. Como el viento. Como siempre lo he sido. Sin tener que ATARME para AMARTE... Dejaré de seguir las huellas que tal vez el peor traidor ha dejado en mi camino. ¿Confiarme o desconfiar? Eso da igual. Caminaré a ciegas si eres tú el que estás a mi lado. Quiero darme el gusto de escoger con precisión, o con sencillez. Porque he dado un vuelco en mi vida. Y alguien ha hecho que lo diese.

jueves, 16 de julio de 2009

Amor.


-¡Eh! ¿Estás bien?

-Sí...No.Creo que me estoy enamorando...

-Ya lo veía venir.

domingo, 12 de julio de 2009

Ajedrez.


Has pasado de ser la ficha esencial en mi tablero a ser un simple peón más del que deshacerse. Fuiste un huracán en mi vida, algo esencial, como el aire que necesito para respirar. Combatiste cada una de mis sonrisas. Y no me engañaste. Me engañé yo a mi misma. Haciéndome creer que las cosas podrían cambiar en algún momento, en cualquier instante. Que podrías dar un giro a todo tú solo. Pero ese cambio de rumbo nunca llegó. Simplemente marcaste dos grandes metas en mi camino. Y yo sólo logré llegar a alcanzar una de ellas. Pero no sería yo esa princesa que te esperase de por vida. La que sentada en un portal y tras llamarte diez veces sin una maldita respuesta te abrazase al verte y se dejase llevar por un imprevisto hasta acabar en la cama de una habitación del cuarto piso de ese mismo edificio, sin querer. He sabido dar a cada persona su turno. A cada turno su intensidad. Y a la intensidad el debido placer merecido. Tal vez no he apreciado aquella simple media hora con la persona que podría haber sido el centro de giro de mi vida. Pero si algo se, es que las personas que un día perdemos, o dejamos escapar, terminan regresando. Y si no lo hacen, es porque nunca hemos significado algo para ellas. Me he dado cuenta de tantas cosas en este último mes…Tal vez haya sido demasiado tarde, pero yo sola he puesto fin a una historia que a simple vista parecía no tener final. He respondido las mil preguntas que mi cabeza se hacía a diario, con la realidad misma. Empiezo a darme la segunda oportunidad que la vida nunca me ha brindado. Yo solita y sin ayuda de nadie. O quizás con la ayuda de la persona que un día fue la más especial de mi vida. Tal vez aún siga siéndolo. O puede que nunca lo haya llegado a ser realmente y todavía la batalla entre nuestros dos corazones esté por empezar.Y por el momento confío en que haya logrado deshacerme del peón más rastrero que un día jugó conmigo en un mismo tablero.

sábado, 4 de julio de 2009

Me cansé


Son más fuertes e intensas las ganas de seguir escribiendo líneas que lleguen a algún corazón, que las ganas de llegar al tuyo. Me desesperé al esperar. Me cansé de tí. De todo lo relacionado contigo. De todas las cosas que me recuerdan a algo que tenga tu esencia. He buscado mil pasos por donde volver a empezar de nuevo. De cero. Volver a sentirme como antes. Bien. Sin preocupaciones. Libre. No sentirme esposada a unas manos que no son mías por casualidad del destino, ni por gusto. Volver a respirar aire puro y bailar bajo la lluvia sin miedo a quedarme encerrada en casa la siguiente semana con fiebre y tapadita hasta la almohada. Querer comerme el mundo en los minutos que duran uno de tus cortos besos. Y abrazarme de las farolas si tengo frío. Y reír. Como si estuviese loca. Realmente loca. (Siempre lo he estado).

miércoles, 1 de julio de 2009

Volverme tan loca...


Es un día cualquiera en el que te das cuenta cuanto tiempo has perdido escribiendo miles de palabras sin sentido con destino a ninguna parte. Un día normal y corriente en el que el sol aparece en tu ventana rasgando las sábanas de tu cama, y, al mirar a tu izquierda ves que todo sigue igual; que no está y jamás volverá a estar. Pero a diferencia de los días que pasaste sin él, hoy no quieres llorar, ni quedarte encerrada en tu habitación escuchando siempre la misma canción que abre cada puerta del alma con sólo escuchar la estrofa maldita una y otra, y otra vez. No quieres ver pasar las horas muertas frente a un reloj, ni hacer llamadas perdidas que por más que lo desees no serán contestadas ni correspondidas. Hoy te apetece comerte el día. Revolverte el pelo como lo hacía él. Volverte loca de alegría. Y sabes que ahí afuera hay mil peleas por ser el príncipe que mejor te coloque un zapato de cristal. ¡A la mierda los mil príncipes! Yo sólo quiero uno, el amor idílico no correspondido que jamás llega...Me había enamorado de la espera y no quise seguir esperándote. Yo sola cambio las reglas. Y se que hay alguien más, alguien más ahí fuera.

domingo, 28 de junio de 2009

He contado una estrella de más.


Nunca antes me había quedado tanto tiempo mirando fijamente esa estrella. Esperando que me diese una señal. Que por un momento brillase más. Que me indicase de alguna manera, que en ese mismo instante, en algún lugar de mi mundo, tú también estabas observándola. Nunca me pasé tanto tiempo paseando por una playa, solitaria, sin una mano que coger, pero pidiéndole a cada ola que me trajese en ese preciso instante el sabor de uno de tus besos. Nunca había estado tan ebria de sueños que aún están por cumplir, y que probablemente nunca se cumplan. Nunca había visto brillar tanto el sol, ni me había fijado lo largos y grises que son los días si no te veo. Nunca antes había llorado escuchando una simple canción de La Quinta Estación. Jamás creí que podría perdonar tantas cosas. Y si alguna vez encuentras a esa "princesita" que me supere en todos los sentidos, no creas que te voy a hacer la estúpida pregunta de "¿A quién prefieres? ¿A ella o a mi?". Simplemente me marcharé sin hacer ruido, por el mismo camino por el que he venido. Y ni te atrevas a dudar que nadie nunca te querrá como yo te he querido...♥


...En ocasiones me quedo sin palabras, se agota mi diccionario, no puedo escribir un texto en el que con tan solo 134 palabras lo diga todo, es entonces cuando entiendo que el silencio es el mejor método de supervivencia...

lunes, 23 de marzo de 2009

Sueños.


Se aloja el frío de cada mañana de primavera en mi piel. Como recuerdo de aquella noche en que vine, te besé y me marché, queda el tambaleo de mis piernas. Todos mis sueños, todos y cada uno de mis sueños, desembocan en un mismo mar. Y un suspiro se me atraganta en el alma. Como duele el querer y no poder, o el poder y no saber. Sigo el mismo cauce que seguí siempre, con poco caudal y desbordándome cuando tú estás enfrente. Y en silencio me repito a diario el mismo "no más" de siempre, si no quiero que nadie sepa que ahogo en mi garganta gritos de silencio. Continuo desalojando miradas de los ojos que algún día miraron al suelo por miedo a encontrarse con los tuyos. Miedo o esperanza de encontrarlos para no volver a perderlos nunca jamás. Pero me sigo repitiendo que todo lo que escribo son pensamientos, sueños. Y los sueños, sueños son.

viernes, 20 de marzo de 2009

Empezamos bien...



Mareo. Todo te da vueltas. No le encuentras sentido a la realidad. Gritos. Voces. Pierdes el control de tí misma. Dejas de oír gritos. Todo oscuro. Y es entonces cuando dejas de recordar. Luego vuelves a ver una serie de personas a tu alrededor. No entiendes nada. Intentas descifrar sus caras de preocupación. Por un momento te preguntas quiénes son. Intentas respirar pero no puedes. Náuseas. Vómitos. Algo te impulsa contra el suelo. Y lloras. Lloras como una cobarde. Tienes miedo. Ahora más que nunca. Por muchas veces que hayas deseado morir, temes a la muerte. Cuando vuelves a despertar estás en una ambulancia. Y ni siquiera sabes qué te pasó. Media hora. Médicos. Papeles. Más médicos. Carretera. Sirena. Una voz a tu izquierda que hace que te relajes. Hospital. Urgencias. Interrogatorios. Estás en una camilla y no sabes ni quién está en la de al lado. Más interrogatorios. Tu madre. Llorando. Y vuelves a llorar. Mil preguntas. Ya no sabes ni qué contestar. Electrocardiograma. Te pinchan. Casi no duele. Te vuelven a pinchar. Pero esta vez sí que duele. Chillas. Gritas. Lloras. No aguantas. Otro pinchazo. Y otro. Y otro más. Ves mil tubos de sangre. Te hacen millones de pruebas y placas. Una maldita pastilla pequeña. Y te quedas como una gilipollas allí tirada. Cuando te diagnostican un paro cardiorespiratorio en conjunto con un trastorno alimenticio no entiendes nada. Pero agradeces a cualquier médico que te deje salir de allí de una vez. ¿Ahora? Estoy bien, gracias.
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