martes, 24 de agosto de 2010

Imbécil.


Te odio. Te odio como nunca odié a nadie. Te odio como si nunca te hubiese querido. Odio cómo vienes y te vas. Odio que tú, ¡joder! tú también hayas jugado conmigo. Odio que lo hagas a tu antojo, como si nada te importase. Odio la dulzura que aparentas y la indiferencia que escondes. Odio que no me hayas querido en realidad, nunca, ni el cuarto de la mitad de lo que lo hago yo. Odio tener que estar pensando en qué decir, o qué escribir, qué poner o qué inventar para llamar tu puta atención. Porque también odio que no te fijes ni en la fecha en que escribo las cosas (y en parte lo odio porque yo sí que lo hago). Odio que no te importe lo más mínimo si vengo o voy, si te reemplazo o no, y que lo dudes, porque deberías saber que me resultaría imposible. Odio que me haya equivocado otra vez, contigo. Te odio a ti. Odio tus manías, tus antojos, tus creencias, haberte contado mis secretos, que ya no son secretos. Odio verte en no disponible las 24 horas del día, odio tener que ser yo la que tenga la tentación de hablarte y sobre todo odio que si lo haces tú, lo hagas porque te aburres, simplemente. Odio haberte contado las cosas, pensar en haber compartido cielo y tierra contigo, odio odiarte. Odio que creas que toda esta atmósfera de indiferencia por mi partes es real, porque odio qe creas que te odio; aunque también odiaría que creyeses que no te odio, porque sí que lo hago: odio quererte, con todas las ganas que pueda querer.

1 comentario:

  1. Pues yo soy tan tonto, que pese a que me han abandonado le sigo queriendo.
    Lo que odio realmente es no poder estar a su lado.
    juuu ;(

    ResponderEliminar

Recetasfotos de bebes